Roaming 10
Camille Claudel según La Confluencia
10/2/2016 - La Voz de Almería
La historia de la escultora Camille Claudel es una historia que acaba mal, como la de tantos genios incomprendidos por la sociedad de su tiempo. Aunque en la tragedia de Camille hay que añadir su condición de mujer. Podríamos pensar que en el siglo transcurrido entre ella y nosotros la sociedad evolucionó hacia la igualdad. En medio tuvimos a Virginia Woolf diciendo que la inteligencia es andrógina. Pero cualquiera entendería que aún queda camino por recorrer al ver que 57 mujeres fueron asesinadas en 2015 por sus cónyuges en España; o que en la pasada gala de los Goya 33 premios fueron para hombres y 6 para mujeres. Sólo una cifra. Un balance demasiado habitual. La punta del iceberg. Pero, ¿qué relación hay entre la violencia machista y Camille Claudel? Ser machista no es cuestión de sexo, sino de mentalidad, de asumir a pie juntillas un rol asignado por una sociedad retrógrada. Camille debió enfrentarse a otro tipo de violencia: la de una burguesía rancia que en Francia a principios del XX excluía a la mujer de los cenáculos artísticos.
Yo no conocía a Camille antes de visitar el Musée Rodin, donde algunas salas están dedicadas a esta escultora sin museo propio. Sus obras me entusiasmaron, pero no entraré en una rivalidad con las de Rodin, esa misma rivalidad absurda que a veces surge entre Sartre y Beauvoir, o entre Zenobia y Juan Ramón. Camille estudiaba en París cuando conoció a Rodin, quien le pidió colaborar como modelo en su obra 'Las puertas del infierno'. Maestro y alumna iniciaron una turbulenta relación que pasaría por la admiración mutua, el amor y los celos a pesar del compromiso matrimonial de Rodin. Hasta que Camille quedó embarazada y abortó. Cruzó las puertas del infierno creadas a su imagen y semejanza por Rodin. Tras su última exposición, Camille entró en una etapa autodestructiva (rompiendo parte de su obra) y en 1913 fue recluida en un manicomio por su madre y su hermano, el poeta Paul Claudel. Allí pasó encerrada 30 años hasta morir olvidada y ser enterrada en una tumba anónima con una sola inscripción, N392, cifra que da título al reivindicativo montaje de La Confluencia.
La versión de este colectivo escénico está interpretada por Leticia Valle, Jesús Herrera y Chencho Nzo, y realizada por Ascensión Rodríguez, quien adaptó al lenguaje propio de La Confluencia la obra 'Las puertas del infierno' del dramaturgo Germán Jiménez, galardonada con el premio Sor Juana Inés de la Cruz. El estreno de 'N392 Camille Claudel' será el 2 de marzo en el Teatro Apolo de Almería y estará seguido de una gira provincial cuyas fechas están disponibles en la web www.laconfluencia.es. 2016 será un buen año para Camille, ya que, además de este montaje, se abrirá en Nogent-sur-Seine (localidad a 100 kilómetros de París) el primer museo dedicado enteramente a su obra. Y es que el arte debe ser una excepción a la totalidad, una enmienda al pensamiento único.