Roaming 12
La primera vez que leí a Paco Bezerra
23/02/2016 - La Voz de Almería
Fue en Lyon. Buscaba tema para mi Trabajo Fin de Máster y hacía apenas dos años que
Dentro de la tierra había ganado el Premio Nacional. Recuerdo haberla leído con voracidad, una
de esas lecturas vampíricas en las que quieres beber toda la sangre de la obra y su autor. Estaba
enganchado. Incluso, fantaseé con la idea de ver representado aquel thriller rural en un
invernadero de Almería, una fantasía remota como la de ver Bodas de sangre en El Cortijo del
Fraile. Pero aún estaba en Lyon: recuerdo las caras de los miembros del jurado durante mi
defensa del TFM cuando empecé a hablar de tomates Raf, herbicidas y la lluvia de barro que a
veces cae en Almería debido al polvo en suspensión proveniente del Sahara, la lluvia de tierra
africana bajo el cielo europeo. El jurado alucinó con ese universo periférico de donde veníamos
Bezerra y yo.
Luego fui a Madrid cuando en La Abadía se representaba Grooming: dos personajes en
un no-lugar, un juego de intereses tras una falsa apariencia, una estructura semejante a la de
Dans la solitude des champs de coton de Koltès. Aquello era Bezerra en estado puro: una obra
en forma de desafío. Unos espectadores salieron escandalizados por la mamada que Nausicaa
Bonnín le hacía a Antonio de la Torre; otros salimos fascinados por esa manera de iluminar las
tinieblas del ser humano, de hablar de la mierda que todos llevamos dentro. Eso es el teatro de
Bezerra, una pregunta incómoda con infinitas respuestas sobre lo que desconocemos de
nosotros mismos o lo que callamos como buenos integrantes del bienestar: la explotación de los
inmigrantes, el ciberabuso, las desviaciones sexuales o el acoso escolar.
De los prejuicios sobre la comunidad china y del universo paralelo que habita en nuestro
país trata El señor Ye ama los dragones, con la que acaba de ser nominado al Max a mejor
autor, premio al que también opta Juan Mayorga con Reikiavik, situada igualmente en un no-lugar
pero regido por la geometría, quizá la mente de un ajedrecista. Y es que la dramaturgia
tiene tanto de literatura como de matemática. Ejemplo: si tuviéramos que expresar el teatro de
Mayorga y de Bezerra en términos matemáticos, el primero sería la sucesión de Fibonacci,
siempre hay una armonía áurea y concéntrica en Mayorga; en cambio, el de Bezerra sería la
teoría del caos, la aceptación del acto escénico como algo impredecible, nunca saber adónde
llevará la trama.
Ahora Paco dice que está escribiendo una obra nueva. Tengo ganas de leerla. Va sobre el
accidente nuclear de Palomares. Seguro será un bombazo.